Camina tranquilo, con soltura,
entre manadas de lobos y rios de sangre.
Parches en las llemas, trece pepas al hombro,
curtido el rostro por el hambre.
Punto nueve se llama el juguete,
que carga en los pantalones.
Y juega solo en las esquinas,
preguntando a los peatones.
Hijo del Santiago y la Soledad,
nieto del Rigor y la Brígida.
ahullenta el sufrimiento con una luca,
va de compras con la mirada rígida.
A la vuelta lo espera la muerte,
una bala con su nombre.
La enfrenta cara a cara,
con la esperanza de convertirse en hombre.
La muerte se queda quieta,
sonríe el hijo bastardo de Santiago,
le borra el nombre a su bala,
y a la muerte le hace un amago.
¿Cuanto tiempo evitaras el destino?
Le pregunta su padre desde el asfalto.
No lo sé, padre mío.
Hasta que me tome por asalto.