lunes, 1 de diciembre de 2008

Comunión plenaria.

Los nervios se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire, 
hasta alcanz ar el cielo.
  
El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!...
 
Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?
 
Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.
- Oliverio Girondo.

1 comentario:

Verònica dijo...

Muy bueno. Parece que todos formamos parte de todo y viceversa y hasta a veces nos damos cuenta y eso se hace sentir. Un abrazo Jorge, Vero.