lunes, 6 de octubre de 2008

Del porqué te quiero.

Si me lo preguntas, asi respondería.
Te quiero por ese tono implacable,
esa voz hermosa y certera,
y la precisión en el lenguaje que te caracteriza.
Te quiero por esos ojos,
que me acarician con miradas
que me ven con suavidad
y que me besan como tu no los has hecho.
Te quiero por esas manos,
que acostumbran a las mías
que continúan en brazos hermosos,
después en esos hombros deliciosos
,que anhelan besos y mordidas,
y si me dejaras, seguirían en tu espalda,
tu cuello para terminar en tus labios.
Y esos son los labios, que me fascinan al natural
y me encantan pintados, que me atraen a mares
y ciertamente me hacen dudar de saludarte en la mejilla.
Te quiero, por esa duda misma, esa que notas,
que nos ha llevado casi al error y al acierto en varias ocaciones,
ese error que cometería y ese acierto que deseo.
Te quiero por que me enseñas, te aprendo, nos aprendemos, nos enseñamos.
Porqué no puedo discutirte si me miras así.
Pero por sobre todo, por sobre tus labios,
por sobre tu mirada y tu voz,
por sobre la duda al saludar
y lo que de ti aprendo. Te quiero por eso
que enciendes en mi,
esa llama que no sentía hace tiempo,
esa que me saca los versos que no debería.
Despiertas al poeta que yacía inmovil hace años,
despiertas al que mueve montañas
con cariño y caricias, no con fé.

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